Convenciones
La comic-Con concluyó con los fanáticos acalorados pero felices
A pesar del calor agobiante, la fila para entrar era de una cuadra. Bajo el rayo del sol, las frentes de los fanáticos brillaban de sudor. Los que optaron por el cosplay, ese día decididamente no la estaban pasando bien. Esta nueva moda, furor en el mundo del comic, se trata de disfrazarse de las caricaturas, héroes y personajes favoritos. Lo más llamativo era verlos actuar fervientemente como ellos lo harían interactuando con el resto de los visitantes.
Una vez adentro, el lugar era impactante. Aún estando dividido en tres pabellones de dos pisos cada uno, la cantidad de gente sobrepasaba su capacidad. Los aficionados se entretenían recorriendo stands de venta de una larga variedad de historietas, juguetes de colección, video juegos, accesorios de sus series favoritas, disfraces y pinturas para la cara.
Pegados los unos a los otros, los fans dentro de uno de los pabellones gritaban esperando a que empiece el concierto. En los otros, Ironman y la Mujer Maravilla se sacaban fotos con el público mientras los demás compraban sus historietas.
Kevin Johansen subió al escenario, y los fans del cómic y de los videojuegos que esperaban ansiosos gritaban enloquecidos. Sentado en un mesa a la derecha del cantante, estaba Liniers. Con pelo largo y su gorra característica empezó a dibujar al compás de la musica. El recital había empezado.
El cantante y el historietista iniciaron esta particular dupla creativa dejando a los espectadores fascinados. El resultado de esta química tan ajustada y espontánea, fueron dos horas de puro placer sensorial para el público.
Dentro de los visitantes, algunos tuvieron más suerte y pudieron conseguir su entrada VIP. Ésta les permitió encontrarse cara a cara con Fin Jones, uno de los actores de la serie “Game of Thrones”. Firmó autógrafos y se sacó cientos de fotos con los fanáticos,dejándolos más que satisfechos.
Asi fue como concluyó la segunda edición de la Comic-Con en Argentina. A pesar del calor agobiante que se vivió aquella tarde de domingo, el evento fue un éxito y los organizadores quedaron muy conformes. Los fanáticos ya esperan con ansias la próxima Comic-Con
Por Juan Manuel Fernández Boom
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Ilustradores
Una
presentación diferente
De
fondo sonaba Luis Alberto Spinetta. En el suelo, una guitarra eléctrica
reposaba en su pie, y al lado, bien cerca, su amplificador. Gustavo Sala
esperaba sentado en el bar 1887 a que terminemos de acomodarnos para agarrar el
micrófono y dar comienzo al show.
Sí, la presentación de su nueva compilación: “Hijitos de Puta”, era un espectáculo que como ninguna otra, comenzaría con el autor del libro cantando uno de sus improvisados éxitos de Rock and Roll.
Sí, la presentación de su nueva compilación: “Hijitos de Puta”, era un espectáculo que como ninguna otra, comenzaría con el autor del libro cantando uno de sus improvisados éxitos de Rock and Roll.
Por Nicolás Zalazar
“Muchas
gracias por venir. Estamos en la ciudad de las diagonales, dejando de lado otra
característica central de la ciudad de La Plata, como son las vaginas dentadas.
Y si prestan atención, mientras digo estas gansadas le estoy poniendo edulcorante
al café con una sola mano”. Ya sabíamos todo, de él y de su historieta. Comenzar
la presentación con su canto, mas bizarro que bello, y con esa frase, marcó la
pauta de lo que estaba por venir.
Hijitos de puta es una compilación del trabajo de Sala
para la revista Barcelona en los últimos años, con una continuidad en los
personajes. Como él afirmó, el denominador común de las viñetas allí reunidas fue
la improvisación, desde un punto de partida elegido, para llegar con una
linealidad a un final que tal vez sea muy distinto de su origen, o no tanto. En
Hijitos de Puta, ninguna ilustración es igual a la que le sigue.
“Son historias aparecidas siempre en la calle, caminando.
Observando bares, cafés, niños, familias, cosas que van pasando en los lugares
que uno transita habitualmente y donde es importante prestar atención. Uno nunca
sabe lo divertido que puede ser el espacio que lo rodea. Un caso, por ejemplo,
fue una vez que caminando por Capital Federal, me cagó violentamente una
paloma. Kilo y medio de cagada, más o menos, y me dio tanta bronca que le hice
una historieta y terminó apareciendo en la compilación.”
En lo respectivo a su libro, eso fue todo lo que dijo. Lo
que vino después fue más bien un espectáculo de stand up que una presentación.
Una suerte de catarsis en la que nos contó los factores que la realidad le puso
en frente para ayudarlo a escribir y dibujar Hijitos de Puta. “La compilación
es eso, no hay mucho más que decir, cosas que nos pasan todo el tiempo y que
son mucho más graciosas de lo que parece”.
“Imagínense que la
vida durara un año. Si viviéramos solamente desde tu nacimiento hasta tener un
año, morirías prácticamente sin pagar monotributo, sin conocer a Alejandro
Sanz, viviríamos una vida feliz”. Luego de ésta afirmación, aconsejó que
siempre hay que trabajar de la manera que a uno le gusta. “Si querés escribir
la palabra culo, lo tenés que hacer, ya que muchas veces cambiar una palabra es
cambiar un trabajo entero, y siempre es preferible recibir censura de parte de
un jefe que de uno mismo”.
Desvariar permanentemente, hablar de un tema y a
continuación de otro, y tocar todos los tópicos de la agenda actual, fueron las
estrategias del dibujante para venderle su libro a un grupo de espectadores, y
a los amigos de éstos, y así formar una cadena. Tal vez haya sido una técnica
de mercado, o tal vez simplemente Gustavo Sala charlando de lo que le
interesaba, pero algo es seguro, cumplió su objetivo.
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Convenciones
¿Cómo sobrevivir al fin del mundo?
Ángel Mosquito y Federico Reggiani presentaron su libro “Tristeza” en la tarde del sábado 8 de noviembre frente a Crumb, tienda de historietas platense. Dieron consejos de supervivencia para el fin del mundo, disfrazados como si estuviesen en él. Sirvieron guiso de perro y recomendaron algunos tips para vencer al apocalipsis.
Por Nicolás Inchaurrondo
El sol caía, comenzaba a oscurecer en la ciudad de La Plata y las calles se vaciaban. En frente de Crumb, la gente frenaba a esperar el comienzo del evento. Los protagonistas presentaban su nueva obra, en compañía de Max Aguirre, dibujante, que tocaba la guitarra junto a Rubén, un muchacho del público que agarró el instrumento y resultó ser un virtuoso. Todos estaban vestidos como si fuese el fin del mundo. En las paredes del lugar, se encontraban colgados algunos esqueletos de vaca, la causante de la peste que terminaría con el mundo.
Mosquito, sentado frente a una mesa, tenía sobre su cabeza un pañuelo color blanco y negro, bajo una gorra con la inscripción de Uruguay. Llevaba puesta una camiseta de Deportivo Morón y un chaleco azul. Reggiani presentaba un gorro marrón que cubría toda su cabeza y llegaba a cubrir sus orejas. Vestía, por su parte, la camiseta de Tigre. Max Aguirre,con un estilo Keith Richards, tocaba la guitarra y poseía un lienzo que le ataba los rulos. Tenía, por otra parte, lentes rotos. Exhibía la remera de Peñarol de Uruguay. “Cuando sea el fin del mundo, todos andarán con camisetas de fútbol” señaló Mosquito.
Delante de ellos, había un pequeño escritorio cubierto de diarios. En el frente, estaba su libro “Tristeza”, parado sobre un soporte para que todos lo vieran. Alrededor, estaba lleno de copas, algunas con vino o cerveza, otras vacías. A un costado, había un anafe amarillo, calentando el guiso de perro que se serviría finalizado el evento. Mosquito abrió la olla y una nube de vapor blanco salió de ella, cerró la tapa y dictaminó: “Cuando seamos treinta empezamos”.
A medida que avanzaban los minutos, una especie de valla humana alrededor de Crumb se hacía presente. Todos miraban a la mesa donde se presentaba el libro. Los autores hablaban con el público que se encontraba más cerca. Entre risas, salió la discusión de qué animal sobreviviría al fin del mundo: las ratas o las cucarachas. Reggiani explicó que las primeras necesitaban del hombre para vivir. En cambio, las segundas vivían del sol. Por eso, se inclinó por los insectos.
Más distendidos, decidieron comenzar formalmente con el evento. La locutora salió del público, se puso enfrente de todos y dijo: “Bienvenidos a Crumb, esta es la presentación de Tristeza”. Pero la formalidad terminó de inmediato. Los autores de la obra acusaron a algunos amigos suyos en el público por no ir disfrazados. Entre carcajadas, ellos y algunos conocidos explicaron de qué trataba la historia, aunque lo principal era dar algunos consejos de cómo sobrevivir al fin del mundo.
Explicaron que las vacas eran las que propagaban el virus. Entonces, para poder vivir, había que comer animales domésticos. ”Hay muchos come gatos” dijo Mosquito. “Martín Insaurralde, entre otros” respondió irónicamente Reggiani. Aconsejaron a beber alcohol, ya que no vencía y con el tiempo mejoraba. “La gente estará vestida de trajes, tomará whisky Etiqueta Negra, consumirá miel y morirá” afirmó Mosquito. Por su parte, su compañero explicó que la miel era inmortal.
Además, explicaron que morirían todos los uruguayos, ya que era el país con el mayor número de vacas por habitantes del mundo. Asimismo, afirmaron que había que comenzar a comer otros animales y adaptarse a ello. “Esto es guiso de dogo, lo criamos desde chiquito” dijo Mosquito, mientras revolvía el contenido de la olla que seguía calentándose. “Conviene ser malo en el fin del mundo” agregó el dibujante.
“El personaje de la historieta es bastante quisquilloso” declaró Reggiani, pero al finalizar, afirmaron que habrá una tercera entrega de “Tristeza” (el libro que presentaban, en ese momento, contenía las dos primeras). Cerca de las ocho de la noche, los autores terminaron de hablar y sirvieron guiso de perro al público. Max Aguirre y el joven del público siguieron tocando la guitarra mientras los autores entraron a Crumb a firmar libros.
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Villa Martelli..........................................................................................................................................................................................................................................................................................
Comicópolis: un sitio para disfrutar
Desde el jueves 19 hasta el domingo pasado, Tecnópolis dispuso de un gran festival del cómic. Muchos fanáticos gozaron de charlas, shows y todo lo relacionado con el mundo de la historieta universal. Los periodistas del blog “HistorietArte” asistieron el último día para narrar todo lo sucedido en esa tarde soleada.
Por Lucas Pol
Fue un domingo perfecto. Un clima muy familiar, de felicidad y alegría, se vivía en los alrededores y dentro de Tecnópolis. Una gran cantidad de público asistió al predio para disfrutar del comienzo de la primavera. El desenlace de esta exitosa fiesta, que, según las estadísticas, obtuvo 90.000 visitantes durante los cuatro días, estuvo acompañado por un sol que derramaba un calor agobiante. Algunos elegían diferentes atracciones dentro del parque, pero la sección denominada “Comicópolis” tuvo un gran protagonismo. Los fans del arte del dibujo y las viñetas se complacieron al participar de esta celebración inolvidable.
Ya desde temprano, varios grupos de personas se mantenían expectantes en la entrada, charlando sobre diversos temas ante la inmensidad del lugar. Otros atravesaban los huecos entre las enormes letras que, unidas, constituyen el nombre del parque, con el objetivo de divertirse todo el día con las distintas actividades que se encuentran al alcance de todos. Una vez que ellos cumplían la primera tarea, se adentraban en un mundo lleno de sorpresas. Una peatonal extensa y repleta, junto a los stands de todas las temáticas posibles y a las pantallas electrónicas, caracterizaban un escenario de tranquilidad favorable para cualquiera. Llegando al final del recorrido, tenía lugar “Comicópolis”, mientras el olor a frito de los puestos de comida y la música invadían el ambiente.
Dentro del sector dedicado al arte de la historieta, a la izquierda de la calle central, las salas A y B eran las encargadas de recibir a los guionistas y dibujantes, como Robin Wood y Daniel Paz, entre otros, desde la apertura del predio hasta su cierre, mientras que en otro espacio, denominado Cosplay Help, hombres, mujeres y niños disfrazados de personajes como el Hombre Araña, Batman, la Mujer Maravilla, entre otros, se tomaban fotos con los visitantes y le daban aún más color a la tarde porteña. A la derecha, había otros salones, en los cuales se vendían historietas, dibujos, posters, juegos y donde algunos artistas firmaban autógrafos para los fanáticos. También había una gran habitación que se relacionaba con “El Eternauta”, el cómic argentino más reconocido de todos los tiempos.
Durante toda la jornada, cualquier persona que se encontraba presente en “Comicópolis” tenía la oportunidad no sólo de intercambiar palabras con sus ídolos, comprar historietas de dibujantes que recién arrancan con su carrera, disfrutar de shows, charlas, y de tomarse fotos con los superhéroes, sino también de respirar el aire fresco y la buena onda que solamente la estación primaveral puede entregar. De principio a fin, el sector dedicado al cómic fue un rotundo éxito.
Cuando el reloj indicó las 20, las puertas de Tecnópolis comenzaron a cerrarse. Poco a poco, la gente fue desalojando el parque, con una sonrisa que denotaba el buen día que habían vivido. Por otra parte, todos los que pudieron presenciar los eventos y las actividades que brindó “Comicópolis” dieron el visto bueno acerca de lo que habían contemplado. El anochecer del domingo concluyó con un excelente comienzo de la primavera. Seguramente más adelante, los organizadores de este enorme predio volverán a llevar a cabo este festival que hace vibrar a los amantes de la historieta universal.
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