jueves, 4 de diciembre de 2014

crónica

Convenciones

La comic-Con concluyó con los fanáticos acalorados pero felices

A pesar del calor agobiante, la fila para entrar era de una cuadra. Bajo el rayo del sol, las frentes de los fanáticos brillaban de sudor. Los que optaron por el cosplay, ese día decididamente no la estaban pasando bien. Esta nueva moda, furor en el mundo del comic, se trata de disfrazarse de las caricaturas, héroes y personajes favoritos. Lo más llamativo era verlos actuar fervientemente como ellos lo harían interactuando con el resto de los visitantes.




Una vez adentro, el lugar era impactante. Aún estando dividido en tres pabellones de dos pisos cada uno, la cantidad de gente sobrepasaba su capacidad. Los aficionados se entretenían recorriendo stands de venta de una larga variedad de historietas, juguetes de colección, video juegos, accesorios de sus series favoritas, disfraces y pinturas para la cara.
Pegados los unos a los otros, los fans dentro de uno de los pabellones gritaban esperando a que empiece el concierto. En los otros, Ironman y la Mujer Maravilla se sacaban fotos con el público mientras los demás compraban sus historietas.
Kevin Johansen subió al escenario, y los fans del cómic y de los videojuegos que esperaban ansiosos gritaban enloquecidos. Sentado en un mesa a la derecha del cantante, estaba Liniers. Con pelo largo y su gorra característica empezó a dibujar al compás de la musica. El recital había empezado.



El cantante y el historietista iniciaron esta particular dupla creativa dejando a los espectadores fascinados. El resultado de esta química tan ajustada y espontánea, fueron dos horas de puro placer sensorial para el público.

Dentro de los visitantes, algunos tuvieron más suerte y pudieron conseguir su entrada VIP. Ésta les permitió encontrarse cara a cara con Fin Jones, uno de los actores de la serie “Game of Thrones”. Firmó autógrafos y se sacó cientos de fotos con los fanáticos,dejándolos más que satisfechos.

Asi fue como concluyó la segunda edición de la Comic-Con en Argentina. A pesar del calor agobiante que se vivió aquella tarde de domingo, el evento fue un éxito y los organizadores quedaron muy conformes. Los fanáticos ya esperan con ansias la próxima Comic-Con

Por Juan Manuel Fernández Boom


miércoles, 3 de diciembre de 2014

Tinta Cruel

Ilustradores

Una vida dibujada en blanco y negro

Tinta Cruel es un historietista que, con tan sólo diez años, sabía que al crecer viviría de su gran pasión: el dibujo. A lo largo del tiempo, en la búsqueda de su objetivo tan ansiado, debió atravesar buenos y malos momentos.  La niñez, los oficios y sus reflexiones sobre la droga, la política y el arte, son aspectos que construyen su personalidad.


Con la frente sudorosa y una expresión de cansancio, Tinta Cruel observa las pinturas, realizadas por él, que decoran la cafetería “El otro Simón”. Son tres: en las primeras dos, Batman y un elefante, respectivamente, toman café, mientras que, en la otra, un músico toca el bandoneón. En ese momento, recuerda el motivo por el que decidió exponerlas allí. Todas ellas están a la vista de la gente que transita la calle porque, según el ilustrador, el arte debe localizarse en lo cotidiano y ser accesible para toda la sociedad. En este sentido, el dibujante presenta una mirada crítica hacia los museos y las exposiciones, donde las obras ocupan estantes y se llenan de polvo. Además, se opone a los artistas que se encuentran en ese ámbito, ya que son siempre los mismos.




De bigote ancho y ojos saltones, con grandes anteojos redondos, el artista camina todos los días por las calles de Buenos Aires, con su característico bolso azul lleno de dibujos y bocetos, en búsqueda de lugares para la presentación de cada una de sus obras. Sus alternativas son las redes sociales, en donde las personas tienen un fácil acceso a todos sus trabajos. En Facebook, publica habitualmente ilustraciones sobre sus diferentes ocurrencias. Es una persona que dibuja todo el tiempo, y hasta él mismo sabe que debe aflojar cuando se mira al espejo.

Su pasión por el arte surgió cuando Tinta Cruel tenía sólo seis años. Todos los jueves, se mantenía expectante en la puerta de su casa ante la llegada de su padre, quien le regalaba historietas que pertenecían a editoriales europeas. A la noche, leían juntos cada uno de los cómics antes de dormir. De esa forma, a la edad de los diez años y con su padre como incentivo, el ilustrador sabía que quería dedicar su vida al noveno arte.



A los quince años, mientras escuchaba la radio, se enteró de que la Asociación de Dibujantes de Argentina abría cupos para uno de sus cursos. Su sueño comenzaba a cumplirse, y tomarse el colectivo todas las semanas no fue ningún impedimento. Con el transcurrir del tiempo, se dio cuenta de que las enseñanzas de sus profesores del secundario no le servían para desarrollar su verdadera vocación, por lo cual decidió abandonar el colegio.


Durante la realización de este curso, su manera de ver el mundo se modificó. En lo que respecta al cine, Federico Fellini se convirtió en una de sus grandes inspiraciones. El estilo grotesco del cineasta significó, para él, una revolución ideológica personal. Películas como “La Dolce Vita” le permitieron notar que el director italiano era un adelantado a su época. Además, completamente irritable, el dibujante ve como un retroceso cultural el actual cine de Hollywood, donde los films son acompañados por una sinopsis que las explica. Esa perspectiva romántica de la gran pantalla lo convierte en un hombre prejuicioso que no logra disfrutar ninguna producción contemporánea del séptimo arte. Por otra parte, en cuanto a sus gustos musicales, Paco Ibañez sustituyó a su amor adolescente por “Manal”. Fue tal la influencia que retrató la vida del músico en una serie de dibujos, que luego le envió por mail. En 2010, tuvo la oportunidad de conocerlo y de acercarle uno de sus trabajos. Cuando el español leyó la firma, lo reconoció y, a partir de una cena entre sus familias, comenzaron un vínculo de amistad. 



A propósito de su seudónimo, éste proviene de un comentario emitido por un periodista de Florencio Varela, quien le dijo que sus dibujos eran crueles, luego de haber observado una viñeta en la cual un linyera estaba gordo por comer tanto algodón. El ilustrador presenta la crueldad como uno de sus rasgos característicos y una cualidad que lo convierte en un personaje más interesante y comprometido con la realidad. Este atributo puede notarse en cada una de sus viñetas.


Tinta Cruel elige mantener su vocación de clandestinidad al sentirse perseguido y vigilado. Ve al Estado como un aparato policíaco que pretende conocer todo sobre las personas. Le indigna la sociedad burguesa actual, donde la capacidad de la gente se mide a partir de la muestra de papeles y documentos. Pese a su pensamiento, no le quedó otra opción más que adaptarse al sistema.  Por esta razón, a los cuarenta años, llegó a la conclusión de que lo más razonable era completar sus estudios secundarios y obtener un título universitario. 



A lo largo de su vida, no todo fue lápiz y tinta. Entre 1985 y 1991, Tinta Cruel entró en una crisis que lo alejó del mundo del cómic y le dio un giro diferente a su mundo. Comenzó a trabajar en el Banco Nación y dejó de lado su pasión. Sin embargo, seis años más tarde, se dio cuenta de que le era imposible distanciarse de la ilustración, ya que era lo que mejor hacía y más disfrutaba.

Actualmente, a pesar de su mirada anti burocrática, estudia muralismo en la Facultad de Bellas Artes de la ciudad de La Plata. Esta experiencia fue de gran utilidad para la formación de sus ideales y reflexiones políticas. Permanentemente renegado, critica a los profesores de las Universidades públicas, provenientes de las políticas neoliberales, y por lo tanto, mediocres. Otra enseñanza que le brindó su inserción en los espacios académicos fue no caer en lo que él denomina “caretaje”. “Lo que me jode de muchos artistas es el vedettismo pelotudo”, afirma Tinta Cruel. En este sentido, reafirmando su personalidad fastidiosa, le molesta que algunas personas se crean superiores a otras, y considera que todos deben tratarse de igual a igual.




Su postura, en relación a las drogas, es muy clara. Se presenta de acuerdo a una forma de pensar extremadamente pesimista y conservadora. “El porro te come la cabeza. Hoy en día, hasta una ama de casa tiene droga guardada en algún cajón”, afirma. De manera conspirativa, piensa que la droga es utilizada por el Estado como una herramienta para mantener a la gente dócil y manipulable.

Su mirada fija y penetrante demuestra que posee un gran compromiso con cada una de sus afirmaciones, y que está dispuesto a expresar su ideología sin temor a recibir desaprobaciones. Por otra parte, revela lo trascendental que es, para un artista, ser fiel a sus ideales.  


Su orgullo más reciente son los “grafismos guturales”. Estos son dibujos que nacen de expresiones sin palabras, pero a través de sonidos. Para realizarlos, Tinta Cruel trabaja con un instrumento de su autoría, construido a partir del mango de un pincel y la tapa de una botella de cerveza. Para él, dibujar surge de una necesidad expresiva y, por eso, los mejores elementos para esta tarea son los de producción propia.


Una vez más, nostálgico del pasado, el dibujante encontró como referente a José Muñoz, quien revolucionó el estilo del blanco y negro en la década de los ´70. Este estilo fue, para Tinta Cruel, robado por Miller, quien logró gracias a esta influencia, dibujar al exitoso “Batman: El Caballero de la Noche”, modelo actual del buen uso de la tinta negra.



La vida de este artista está plagada de trazos buenos y malos. “De lo malo, lo importante es aprender. Lo bueno se logra a partir de estar bien con lo que uno hace”, reflexiona el dibujante. Él puede ilustrar en blanco y también en negro, pero lo más significativo es que logra hacer, de sus conocimientos y experiencias, un bien compartido para que, en la obra final de la vida, ningún círculo quede inconcluso.